martes, 15 de septiembre de 2015

EL NIÑO QUE PERDIO SU MOCHILA


Como cada mañana, tomaba el bus para dirigirme a mi trabajo; la parada del bus se encontraba llena porque era la hora en que la mayoría vamos a nuestros trabajo y los niños a la escuela. Se detuvo un bus de otra ruta y se bajan dos niños, uno de 9 años y otro de 6 años y se quedan allí. Luego 5 minutos mas tarde llega el bus que me corresponde, nos montamos la mayoría de los que estaban en la parada, incluyendo esos dos niños. Era extraño, porque normalmente ellos toman buses especiales escolares, pero pensé que quizás lo ha habian perdido y van con retraso. 

El bus quedo completamente lleno, tuve suerte de tener un puesto para ir cómoda hasta mi destino final, luego de 10 minutos de haber arrancado, uno de los niños  comienza a llorar desconsoladamente, todos preocupados pensando que le sucedía, el niño exclama fuertemente - He perdido mi mochila, la he dejado en el otro bus! - y seguía llorando y exclamaba- Mi trabajo de dibujo lo he perdido, mi maestra me reprobara!.

Todos los que nos encontrábamos cerca le decíamos que no llorara, hasta su hermano, el mas pequeño lo consolaba, entonces le dimos la idea que hablara con el chófer, quizás podría comunicarse con el otro bus, entonces el niño sale corriendo hasta que el conductor y le pregunta si puede hacerlo.  El chófer intenta llamar, pero su colega parece que no escucha o tiene apagado el radio de comunicación, esto hace que el niño llore mas desconsoladamente. Todos los pasajeros nos sentíamos tan impotente de no poderlo ayudar e inmediatamente comienza a salir diferentes historias entre los pasajeros de situaciones parecidas cuando fueron niños, unos perdieron sus juguetes favoritos, muñecas, libros, trabajos escolares, era increíble como todo el mundo veía reflejada su infancia en el niño, esa frustración de perder algo especial y que nunca fue encontrado.

De repente el chófer detiene el bus y habla fuertemente, nos pregunta que si le permitimos salirse de su ruta para desviarse y lograr alcanzar el bus, donde el niño dejo su mochila. Esto implicaba que cada uno de nosotros podriamos llegar entre 10 a 15 minutos de retraso a nuestro destino. Todos nos miramos y con un fuerte grito unánime dijimos - SIIIII! - , el chófer rápidamente maniobro y tomo un desvió para alcanzar el otro bus, todos estábamos concentrado en nuestros pensamientos que lo encontráramos, cada uno de nosotros sentíamos que buscábamos eso que perdimos de niño y no tuvimos la oportunidad de rescatarlo. 

El chófer decía - Me pueden dar una queja en la empresa, cuando se den cuenta en el gps que no estoy en mi ruta, pero yo también olvide de niño mi mejor carrito con el que me gustaba jugar  y nunca pude rescatarlo.

Encontrábamos los semáforos en rojos y algunos pensaban, que no lograríamos alcanzarlo, otros decian - Esperemos que nadie haya tomado la mochila -,  nunca falta la gente negativa, he pensado, el camino se nos hizo eterno, yo sentía que rodábamos kilómetros y kilómetros de tanta tensión, de la expectativa de si lo encontraríamos o no. Luego de unos minutos, alcanzamos el bus, el chófer le hace señales a su colega para que se detenga, abre la puerta y el niño sale corriendo al otro bus, sube y comienza a buscarlo. Todos comiéndonos las uñas de desesperación y nervios, cuando de pronto; vemos que el niño alza su mano y levanta su mochila como un gran trofeo y todos saltamos de nuestros asientos de la alegría, aplaudimos, algunos lloraron, todos sentíamos que encontramos eso que perdimos de niño, tuvimos el sentimiento que fue nuestro juguete, nuestro peluche, eso que cuando eramos pequeños, lo era todo para nosotros. 

Luego, el niño se monta de nuevo en nuestro bus y el chófer rápidamente vuelve a su ruta correspondiente, los niños se bajan en la parada de su escuela y el resto nos bajamos a nuestros destinos, todos estábamos retrasados, yo en mi particular, llegue con 15 minutos de retraso, pero el hecho de ver la felicidad de aquel chiquillo de recuperar su mochila, bien valió la pena de la gran aventura y riesgo de irlo a buscar. Aquella mañana todos fuimos por un momento, nuevamente niños, todos ganamos cuando recuperamos esa mochila, porque en nuestros corazones, cada uno recupero eso que perdimos en la infancia y se borro el recuerdo de tristeza, ayudar a otro niño hizo que el recuerda ahora fuera de felicidad. 

No hay como ayudar a otro, para evitar, que no viva la mala experiencia que en algún momento a nosotros nos ha pasado, es una buena terapia para olvidar el pasado negativo y convertirlo en alegre y positivo.

Fue un maravilloso inicio del dia, a pesar del regaño que lleve de mi jefe por haber llegado tarde ;-)

jueves, 29 de enero de 2015

MODO TARZAN v.s. MODO TUCAN



    

La mayoría de las personas conocemos la famosa historia de “Tarzán”, para quienes no la saben y tengan una pequeña idea, Tarzán es un personaje ficticio creado por Edgar Rice Burroughs. Su primera aparición fue en octubre de 1912, después  paso a ser una novela llamada Tarzán de los monos y luego salió en historietas (comics), cine y televisión; la historia trata sobre un niño llamado John que se perdió juntos con sus padres en la selva, pero ellos mueren y el niño al quedar solo, es adoptado por una manada de simios, por esta razón John aprendió todo sobre estos animales y se convirtió en uno de ellos, columpiándose con las lianas (también llamadas bejucos) que caen de los arboles de la jungla, es así como comienza su vida como Tarzán.


Él se columpiaba de un bejuco a otro, de manera que cuando estaba agarrado de uno, inmediatamente tomaba el primero que veía, para así poder ir avanzando por la selva y no caer del árbol.

Este personaje hacía esto, porque él se creía simio y como tal seguía el instinto de su manada, agarrar un bejuco y antes de soltarlo tomaba el otro, jamás caer!

No se han fijado que en la vida hay muchos como Tarzán? Muchos,  aunque ustedes no lo crean.

No es malo seguir el instinto, pero razonar es bueno también, los bejucos o lianas son las decisiones que tomas en la vida, la mayoría de las veces, decisiones equivocadas, puede ser una pareja, un empleo, una profesión, etc. Cuantas veces escuchamos por ejemplo, de personas que tienen parejas toxicas, que les hace daño o que algunos de ustedes se encuentra en esa situación; y van y se consiguen otra igual o peor, estas personas viven en lo que yo llamo: MODO TARZÁN

Si, ellos y tú (si es tu caso), se creen TARZÁN, no sueltan un bejuco hasta que tienen otro agarrado, el primero que vieron, para no caer, no importa si ese bejuco es peor que el que tenían, pero ya lo tienen agarrado y no se dan cuenta que se columpian con una liana en mal estado y la caída puede ser aún peor, pero igual la toman.

La vida es como una hermosa  jungla llena de animales increíbles (recuerden que los humanos somos animales también) pero también está llena de peligros, pero no por eso vamos a dejar de vivir en la selva de la vida, porque si fuimos puestos allí, significa que tenemos la capacidad de vivir en ella.

Entonces, si este universo nos pone a vivir en la jungla, ¿por qué tenemos miedo de caer? Porque seguimos creyendo que debemos ser simios, ser un Tarzán y seguir guindando de ese bejuco. No crees que si soltamos ese mal bejuco que tienes agarrado, podríamos ver desde abajo de aquel árbol; algo mejor, mirar con más calma, elegir otro árbol o simplemente dejar de ser simios y escoger ser otro animal de esta jungla, una ave exótica, ser un hermoso Tucán por ejemplo.

Los tucanes, son hermosas aves exóticas, son sociables y suelen posarse sobre los arboles en lugar de trepar,  viven en la selvas húmedas tropicales y pueden habitar en bajas altitudes, pero también en zonas más templadas de cordillera de altas altitudes. Por lo tanto, si en lugar de pensar como simios, de estar en MODO TARZÁN, eligiéramos pasar a MODO TUCAN, podríamos vivir en cualquier parte de la selva, adaptarnos a cualquier circunstancia, a no tener miedo de caer, debido a que si somos aves, tendremos siempre la seguridad que nuestras alas nos van hacer volar.

Muchos dirán, eso no es tan fácil, porque cuando uno cae del árbol, volver a subir tiene muchas dificultades. Es cierto, pero recuerden que antes de  llegar arriba de aquel árbol, lo hicimos desde abajo, entonces sabemos hacerlo. Desde que somos unos bebes; vamos por el piso arrastrándonos para poder desplazarnos y a la medida que nuestras piernas van agarrando fuerza y equilibrio, empezamos a levantarnos para subir. Todos los seres humanos comenzamos desde abajo, por supuesto que podemos hacerlo de nuevo.

Tenemos la capacidad de volver a empezar, suelta el miedo, suelta ese bejuco del que estas agarrado, porque si lo sueltas con seguridad, veras que la caída será menor  y desde abajo podrás mirar  hacia arriba y analizar los errores de esa mala  elección, las faltas que has tenido en tus pensamientos  y descubre que mereces algo mejor, mereces una mejor pareja, mereces un empleo que te guste, mereces una mejor profesión, mereces mejores amigos, mereces quererte, mereces ser feliz.

Decide, es el momento, renuncia a ser Tarzán y  convirtámonos en aves de pensamientos libres, donde podamos cambiar de árbol fácilmente y tener una mayor visibilidad de la jungla.
Quitémonos ese MODO TARZAN y pasemos a MODO TUCAN. Soltemos ese bejuco que no nos sirve y abramos nuestras alas para volar en nuestra hermosa selva de la vida!



jueves, 22 de enero de 2015

El cuento de la mosca


Mas que un cuento, comenzó como un chiste, de esos que te cuenta algún familiar cuando eres niño para divertirte, pero este chiste aparte de hacerme reír (porque tiene su gracia al contarlo) lo tome como una filosofía de vida ante las cosas que se te van presentando en el camino.
El cuento o chiste es el siguiente:

“Una vez estaba un chico leyendo tranquilamente el periódico  cuando llega una mosca a interrumpirle su momento de lectura, la mosca volaba a su alrededor, él  la espantaba y seguía leyendo su periódico, pero al cabo de unos minutos la mosca volvía y volvía hasta que el chico no aguanto más y pensó en atraparla; cuando la mosca volvió, él rápidamente la acorralo y la agarro pero no quiso matarla porque pensó: - Ella debe sufrir lo que me hizo sufrir a mi-, la tomó y la llevo a la congeladora de su refrigerador y le dijo: - Ahora morirás lentamente – y cerró la puerta. El chico continuo leyendo su periódico, lo terminó, se fue a ver la televisión y al cabo de varias horas el recordó que tenia a la mosca en la nevera, entonces se fue a ver, pensado que ya era una momia para sacarla y botarla. ¿Cuál fue su sorpresa cuando abrió la puerta? la mosca estaba haciendo aeróbico, moviendo sus patas hacia arriba y hacia abajo y gritando la consigna: NO ME QUIERO CONGELAR, NO ME QUIERO CONGELAR, NO ME QUIERO CONGELAR… (Claro el chiste está, en que tan gracioso se imita a la mosca y gritas la consigna)”.

Para cualquier persona es un simple chiste bueno o malo, dependiendo de quién te lo cuente o como te lo cuente, pero si lo analizamos bien, son las cosas que día a día nos suceden. 

Muchas veces en la vida nos enfrentamos a grandes cosas, luchamos por lograr metas, nosotros somos la mosca en la historia, ésta lucha por encontrar algo,  el chico en la historia representa a la vida, cuando el personaje espanta a la mosca, muestra las situaciones donde no logramos lo que deseamos.  El instante cuando el chico agarra la mosca y no la mata sino que piensa en otro plan, nos muestra que la vida siempre tiene planes para nosotros y cuando él piensa en la manera como debe morir la mosca, representa a tus pensamientos negativos, los que nos decimos diariamente, como por ejemplo; que gordo estoy, que horrible me veo, que estúpido soy y un sin fin que día a día pasa por nuestra mente consciente e inconscientemente, pero que nos va matando la autoestima lentamente. Cuando la encierran en la congeladora simboliza los problemas de la vida y el encierro son esos momentos duros por lo que todos pasamos, donde muchas veces nos sentimos que no tenemos más camino, que hasta allí llego todo y el frio de ese lugar; es el miedo. En la historia el personaje recuerda que la mosca está en la congeladora y se dirige a ella para verla ya muerta, esta parte personifica aquellas personas que a veces tenemos a nuestro alrededor que nos hacen daño, como un mal jefe, malos amigos, parejas que te agreden y sobre todo tus propios pensamientos. Una mosca cualquiera hubiese muerto congelada por el cruel frío, pero esta mosca  fue diferente, ella se enfrento al frío y comenzó hacer aeróbicos y esto es la lucha, porque la mosca pensó que si se mantenía en movimiento, si se mantenía caliente, no moriría de frío, pues ella confiaba que en algún momento esa puerta se abriría y sería su oportunidad para salir y volar.  La consigna NO ME QUIERO CONGELAR  fue para la mosca su pensamiento positivo más poderoso.

Así es la vida, nos encontramos con dificultades y muchas veces por miedo, nos congelamos, nos quedamos en el mismo sitio, en ese empleo que no nos gusta, seguimos con esa pareja que no nos hace sentir bien, con ese amigo que no nos aporta nada, viviendo en ese lugar que no nos gusta, agrediéndonos con nuestros pensamientos negativos y no hacemos nada al respecto, se nos pasa la vida y nos congelamos.

La mosca lucho, porque ella aprecia su vida, según el tipo de mosca la vida promedio de estos insectos es de dos semanas.  Solo tiene dos semanas para vivir, para disfrutar, para volar por el mundo, por eso lucho, entonces, ¿Por qué no ser como esa mosca?

No nos congelemos, la vida es una sola y no sabemos qué tan larga o corta lo será para cada uno de nosotros, solo tenemos el ahora, así que cuando sientas que estas dentro de esa congeladora, haz aeróbicos, mantente en movimiento, sigue luchando por esa meta, por esa idea que está en tu mente, por esa decisión que tienes años en querer tomar y grítale a las dificultades la consigna: “NO ME QUIERO CONGELAR” y confía en el universo que esa puerta en algún momento se va abrir y vas a poder salir y volar.

¡Seamos como la mosca!



Por Varima Garrido Pineda, para Los Cuentos de Gatiux